En esta mirada surgen los más variados pensamientos que inundan el cuerpo con sensaciones y emociones.
Todas ellas son ya permitidas pero muchas otras son rechazadas. La sensación de que no debo, no puedo, que dirán, que asco, que bueno …
Incluso el deseo es reprimido, y hay también una idea que debe ser libertado.
En esta danza espiritual la mente está feliz con sus va y viene, con cada movimiento que nos hace parecer que lo que estoy haciendo es lo correcto.
Nunca el deseo fue bueno en estas circunstancias, porque en esta separación aparece el más elemental de los miedos, ser rechazado por mis proprios deseos.
¿Podré acercarme más a estas sensaciones?
En la más pura de las incongruencias, navegamos por aguas muy sutiles, extremadamente disfrazadas de un olor espiritual que nos lleva a encontrar algun concepto donde amarrarnos, donde poder sentirnos más tranquilos.
En este mismo espacio, el deseo repica las campanas y trata de ser ahogado por un intento de liberación o por un funeral rápido hasta que sintamos todos eses deseos bien enterrados y lejos de nuestro alcance.
Respiramos hondo y partimos para otra aventura. Implorando por la más profunda oportunidad de abrazar y aceptar en toda la esencia ese hermoso deseo. Esto es Amor y solo el miedo lo rechaza, en este pedazo único de vida.
Y los cuerpos siguen junto al agua con sus hermosas curvas desafiando los deseos ajenos en un perfecto movimiento de vida, una lección más para aprender a Amar.